domingo, 25 de agosto de 2013

Echar una mano


Imagen tomada de la red


         Las manos son en nuestras vidas los instrumentos que el alma utiliza para comunicarnos a través del sentido del tacto.
         Las manos pueden transmitir la más variada gama de sentimientos y emociones, desde ternura, confianza, protección, seguridad, ayuda, .......  hasta afecto, sensualidad, pasión. Todas manifestaciones que establecen una corriente de calor humano entre dos personas.
         Hasta los animales, agradecen el gesto de que le acariciemos con nuestras manos. Hemos trasladado al terreno de los sentimientos humanos la expresión ¿a quién no le gusta que le pasen la mano por el lomo?
         Quienes pertenecemos a generaciones  ya bien maduras tenemos la experiencia del enorme significado que representó en algún momento de nuestra adolescencia cuando hicimos nuestras primeras incursiones en el campo del amor, el hecho de que las chicas que nos gustaban nos permitieran tomar su mano. Era una prueba de asentimiento a nuestras inclinaciones hacia ellas, una demostración de cariño como respuesta al que nosotros le ofrecíamos, una firma de decir "te amo, como tú me amas, te doy mi mano en prueba de cariño, y con ella mi afecto y el permiso para que me quieras sin objeciones porque yo también te quiero". Era un pacto tácito de amor sin palabras pero con una importantísima carga de información. Siendo un gesto tan sencillo, significaba un cambio sustancial en las relaciones.
         Las manos, por lo tanto representan una de las puertas con que nos comunicamos de una manera, formal unas veces y afectiva otras. ¡Cuántos pactos se habrán rubricado entre personas formales, cuando después de empeñar la palabra, los interesados han terminado la operación con "un apretón de manos"!
         Y..., nunca está demás abrir las manos para que alguien pueda asirse a ellas si es que nos necesita y podemos ayudarle, "echarle una mano".

El Puerto de Santa María, 10 de agosto de 2013

Compuesta el 10 de agosto de 2013
Autor-propietario:
José Teodoro Pérez G.

viernes, 16 de agosto de 2013

Unos ojos comunicativos



        

Imagen tomada de la red


            Unos ojos que sean comunicativos son además de un misterio una estupenda fuente de inspiración. Su expresión enigmática es un interrogante que a la par que pide respuestas, altera el espíritu por la inquietud que provoca y por la enorme atracción que despiertan.
            ¡Cuánto misterio! ¡Cuánta información! ¡Cuánta belleza, emiten, dan, tienen, unos ojos comunicativos!
            Como un libro abierto expone su contenido a los potenciales lectores, unos ojos que miran, sosteniendo la mirada, informan de la intención, la postura ante un hecho, los sentimientos más internos de quien mira porque dan idea de la actitud que proyecta en ese momento: interrogativa, de ruego, resolutiva, despectiva, de gozo, de tristeza, de preocupación, de asentimiento, de negación, de complicidad, de ternura, de odio, de desprecio, de afecto, de sumisión, de firmeza, de autoridad y de todos cuántos estados de ánimo  pueda manifestar un ser humano.
            Los ojos usan un lenguaje no escrito cuyos signos no tienen grafía porque sus mensajes son expresiones inmediatas del alma que no precisan amanuenses, ni papel, ni tinta, ni ningún otro artilugio, solo a sí mismos para expresarlo y otros para interpretarlo.
Creada el 09.08.2013
Autor-propietario:
José Teodoro Pérez G.