Foto tomada de internet
Cometer
errores es una de las muchas consecuencias de la actividad humana, quizás
inevitable, que en ciertas ocasiones permite una rectificación y en otras no.
La
vida es como un viajar continuo en trenes sincronizados que debemos cambiar en
estaciones sucesivas que debemos tomar a sus horas exactas, de manera
continua ineludible para continuar
nuestro viaje incesante.
En
ocasiones podemos perder un tren porque nos distraigamos o porque lleguemos
tarde y entonces nos damos cuenta que el tren que se escapa, ya no se puede
alcanzar y el que venga mañana posiblemente llegue con otro cargamento que
puede que no nos interese haciéndonos
cambiar nuestro programa porque hemos perdido una oportunidad.
No es infrecuente que lamentemos no
haber aprovechado por no haber sabido ver su valor, una oportunidad, lo que
luego nos creará malestar precisamente por haberla desaprovechado. Lamentarse
es inútil. Pero los errores son una forma de construir nuestra personalidad, de
darle forma a nuestra conducta posterior tratando de eludir los fallos
anteriores por descarte y buscando nuevas vías, las cuales a su vez, al menos
potencialmente, pueden propiciar nuevos errores. Y, así entre errores y aciertos transcurre la actividad
humana que a lo largo del tiempo permite
ir avanzando en conocimientos por la observación y la experiencia como método inevitable en su
actividad permanente.
Creada el 15.10.2013
Autor-propietario:
José Teodoro Pérez Gómez