Ilustración tomada de Internet
Nota.- Una reflexión sobre la teoría de la filogénesis en tono de humor.
Parece que está claro que las especies vivientes son el resultado de la
evolución de otras anteriores que han ido
sufriendo cambios y transformándose
a lo largo del tiempo siguiendo parámetros de adaptación
a los medios captando los elementos más sobresalientes de los mismos, de forma somática
en principio, para interiorizarlos posteriormente por necesidades de
supervivencia y continuidad de las propias especies,
de lo cual existen pruebas fósiles y de otras naturalezas que lo
confirman. Por lo cual, el ser humano como todos los demás
seres, tanto vegetales como animales parece ser que hemos sufrido un
peregrinaje biológico mutando mutando en diversos especímenes
intermedios hasta alcanzar la identidad actual que, en principio, no tiene por
qué ser definitiva.
Todo
ello nos lleva a pensar que la creencia en la reencarnación
no es una idea descabellada. ¿Quién
sabe si en vidas anteriores no hemos sido briosos corceles, ágiles
comadrejas, lentas tortugas, astutos raposos, poco agraciados sapos. gráciles
gacelas. bravos toros ibéricos, blandengues gusanos, fuertes
rinocerontes, frondosos pinos, bellos claveles o impertinentes moscas cojoneras?
Particularmente
deseo pensar que somos entidades originales que los únicos
cambios que hemos experimentados son debidos a la alimentación,
a la sanidad, a los recursos disponibles que dimanan del progreso y, al cuidado
de la estética personal.
No
sé por qué tanto empeño
en hacernos descender de seres tan distintos a nosotros mismos cuando pensando
paladinamente podemos suponer que todos somos miembros de la Creación
con nuestras propias identidades e idiosincrasias según
la voluntad de nuestro Creador. Personalmente respeto a todos los seres del
mundo, aunque algunos “me caen mejor que otros”,
incluyendo a ciertos representantes de nuestra propia especie.
El
señor Charles Darwin y otros cuantos de su cuerda nos han traído
la inquietud de que hemos de parecernos filogenéticamente
a otros representantes de la biología. Mirándonos
al espejo ¿no nos vemos rasgos de lagartijas, de protozoos, de amebas,
de jirafas, de mofetas o de ciempiés?
¡Con
lo hermoso que es un cuerpo humano, vamos! Si no, démonos
una vuelta por cualquier lugar y a cualquier hora para confirmarlo.
Me
da la impresión, que en el fondo, solo desean fastidiar y crearnos
complejos, aunque en verdad, ¿no hay un enorme parecido entre ciertos
individuos humanos concretos y algunos géneros
de primates? ¡Démonos una vuelta!
Creada el 26.05.2010
Autor-propietario:
José teodoro Pérez Gómez