martes, 4 de febrero de 2014

Filogénesis


Ilustración tomada de Internet

            Nota.- Una reflexión sobre la teoría de la filogénesis en tono de humor.

              Parece que está claro que las especies vivientes son el resultado de la evolución de otras anteriores que han ido sufriendo cambios y transformándose a lo largo del tiempo siguiendo parámetros de adaptación a los medios captando los elementos más sobresalientes de los mismos,  de forma somática en principio, para interiorizarlos posteriormente por necesidades de  supervivencia y continuidad de las propias especies, de lo cual existen pruebas fósiles y de otras naturalezas que lo confirman. Por lo cual, el ser humano como todos los demás seres, tanto vegetales como animales parece ser que hemos sufrido un peregrinaje biológico mutando mutando en diversos especímenes intermedios hasta alcanzar la identidad actual que, en principio, no tiene por qué ser definitiva.
          Todo ello nos lleva a pensar que la creencia en la reencarnación no es una idea descabellada. ¿Quién sabe si en vidas anteriores no hemos sido briosos corceles, ágiles comadrejas, lentas tortugas, astutos raposos, poco agraciados sapos. gráciles gacelas. bravos toros ibéricos, blandengues gusanos, fuertes rinocerontes, frondosos pinos, bellos claveles o impertinentes moscas cojoneras?
               Particularmente deseo pensar que somos entidades originales que los únicos cambios que hemos experimentados son debidos a la alimentación, a la sanidad, a los recursos disponibles que dimanan del progreso y, al cuidado de la estética personal.
            No sé por qué tanto empeño en hacernos descender de seres tan distintos a nosotros mismos cuando pensando paladinamente podemos suponer que todos somos miembros de la Creación con nuestras propias identidades e idiosincrasias según la voluntad de nuestro Creador. Personalmente respeto a todos los seres del mundo, aunque algunos me caen mejor que otros, incluyendo a ciertos representantes de nuestra propia especie.
            El señor Charles Darwin y otros cuantos de su cuerda nos han traído la inquietud de que hemos de parecernos filogenéticamente a otros representantes de la biología. Mirándonos al espejo ¿no nos vemos rasgos de lagartijas, de protozoos, de amebas, de jirafas, de mofetas o de ciempiés?
            ¡Con lo hermoso que es un cuerpo humano, vamos! Si no, démonos una vuelta por cualquier lugar y a cualquier hora para confirmarlo.
            Me da la impresión, que en el fondo, solo desean fastidiar y crearnos complejos, aunque en verdad, ¿no hay un enorme parecido entre ciertos individuos humanos concretos y algunos géneros de primates? ¡Démonos una vuelta!

Creada el 26.05.2010
Autor-propietario:
José teodoro Pérez Gómez