La sonrisa, una expresión sencilla,
tan expresiva y tan significativa, implica en ocasiones un verdadero esfuerzo,
consecuencia de estados de ánimo adversos.
La sonrisa es un indicativo de paz
interior, de estar bien con uno mismo y con el entorno. La sonrisa es como una
conexión de nuestra intimidad con el exterior, con quienes nos rodean, con
quienes nos caen bien preferentemente.
Para sonreír hace falta encontrarse
a gusto, lo cual no siempre se da porque hay muchos que, pese a la voluntad
pueden evitar ese oasis refrescante, reconstituyente en el desierto de nuestras
adversidades. De todos modos, intentarlo es lo positivo.
Quien sonríe tiene mucho terreno
ganado en el campo de la conexión, porque una sonrisa da confianza, invita al
acercamiento porque incluye buena dosis de apertura, incluso de complicidad y de invitación.
Una sonrisa es un escaparate que da
una pista del estado interior de quien la ofrece. La persona que sonríe, en
principio parece como sincera, agradable, abierta, sin cortapisas.
La sonrisa puede ser franca, limpia,
sin tapujos. Hay sonrisas irónicas, las cuales son como la expresión metafórica
de la sonrisa. Con ellas quizá se exprese una opinión, un punto de vista
opuesto al de la sonrisa espontánea que es la auténtica. Otras sonrisas son
sarcásticas y éstas incluyen un cierto matiz de hipocresía, incluso de
crueldad. También existe la sonrisa del triunfo, la de la satisfacción, propia
de los momentos en que se consiguen logros previamente perseguidos.
Las sonrisas, como las miradas, dan
información sobre los estados anímicos y, apurando un poco más, de las
intenciones del individuo sonriente.
Existe un tipo de sonrisa que tiene
un valor incalculable, es el de las personas que están pasando por malos
momentos particulares y aun así se esfuerzan por agradar, por crear un ambiente
de serenidad en torno suyo, a pesar de tener que realizar un esfuerzo de generosidad por mantener un clima social,
distendido.
Sonreír es algo positivo porque a la
par que libera de planteamientos negativos, creando una situación de equilibrio
invita a la serenidad, a la confianza, a la liberación de prejuicios.
Sonreír libera tensiones, relaja el
espíritu, acorta las distancias, es el primer paso para entablar la
comunicación, como fórmula de entendimiento entre las personas. La sonrisa es
la clave para romper el silencio como paso previo a la iniciación de la
conexión por medio de la palabra, de la conversación.
Sonreír es recomendable, importante,
puede que necesario, sí, seguro…, necesario, porque es una emisión de paz y
confianza a la vez que un acto de liberación de tensiones y malestar internos.
Creado el 06.03.2010
José Teodoro Pérez
Noviembre de 2012