Vengo a tu encuentro ilusionado;
después de un tiempo se me han alertado las
teclas aletargadas del afecto con un ímpetu
desconocido que me llena de entusiasmo pero no me priva del temor del
rechazo a la influencia indirecta de una
potencial indiferencia.
Un amor desventurado me ha tenido
apartado más tiempo del conveniente del disfrute
de la vida en compañía
de una mujer querida por prevención
a un nuevo fracaso.
Encontrarme contigo es una promesa
que espero que para ti también
lo sea y que a ambos nos haga olvidar las experiencias frustrantes de las que
hemos sido víctimas.
Acumulo una carga de resabios
lamentable, pero después
de varios intentos por entablar nuevas relaciones, todas fallidas, quizá por desidia mía o porque cada realidad me resultaba poco atractiva por
verla vacilante o con poca solidez.
Este contacto inicial que hemos
establecido cierra un paréntesis
de nuestra vidas y da continuidad a nuestra amistad suspendida en los interregnos en que nos
hemos visto embarcados desde que formalizamos nuestras particulares relaciones
con personas que no nos hicieron felices y, posiblemente nosotros a ellas
tampoco. Ahora en nuestra plena madurez sigues mostrando tus potencias en grado
envidiable. Tu sonrisa es tan atractiva y tus ojos tan brillantes que me
resultas tan arrebatadora como lo eras antes.
Sabes que siempre me has gustado y
que estuvimos a punto de dar un paso trascendente cuando te di a entender mis
sentimientos después
de la larga y estrecha amistad que mantuvimos. Tú no terminabas de
decidirte y yo pasé
por determinadas dificultades que nos alejaron un poco. Cuando quise darme
cuenta, vi claramente que te había
perdido porque le prestaste oídos
a aquel común amigo que rivalizaba conmigo pero que
no te merecía, mas fue tan insistente que
terminaste escuchándolo
y… ¡mira el resultado! Tuviste que dejarlo por soso y egoísta.
Yo, contrariado por tu elección cometí
el error de equivocarme fijándome en quien me dio facilidades, unidas a un físico monumental, no voy a negarlo. Resultó que ella estaba enamorada de sí misma, por lo que
pasada la euforia de los primeros momentos, yo pintaba muy poco en el lienzo de
sus prioridades; en el baremo de sus preferencias ella ocupaba el único lugar de esa escala, por lo que quedé prácticamente
apartado de su vida como un monigote movido por los hilos de sus
caprichos. Por lo que, atendiendo a sus
deseos, a las primeras de cambio cogí
una maleta y me marché
abandonándolo todo sin mirar para atrás siquiera. Dejé
propiedades, derechos y dedicación,
pero todo lo di por bien empleado, fue el precio que pagué para recuperar mi libertad que tanto añoré.
He vivido un tiempo en soledad
tratando de encontrar una compañera
que respondiera a mis expectativas; fue cuando supe de tu situación y, eso me dio cierta esperanza…
Poder conectar contigo y recuperar
viejas aspiraciones era para mí
muy tentador. Ese es el motivo por el que no he mostrado ningún pudor, sí
respeto, en romper todas las barreras
tratando de salvar todas las distancias y ofrecerte mis sentimientos más nobles y sinceros.
Si quieres, aunque no podamos
recuperar todo el tiempo perdido, te prometo estar a tu lado entregado, dándote todo mi cariño;
tú podrás comprobar cuán
sinceras son mis palabras y cuánto
amor guardo en mi pecho para ti.
Haremos que nuestro futuro sea denso
en emociones y nos lleve a convivir enamorados, bien complementados porque tú eres:
“Mi ilusión recuperada,
mi amor de juventud,
mi sueño realizado,
el foco que me da luz,
mi realidad cercana,
la puerta entreabierta
que me invita a traspasarla
hasta llegar a tu sala
para darme tu palabra”.
No podemos perder el tiempo,
miraremos nuestras atracciones, dejaremos de andar por caminos paralelos para
converger los nuestros para llevar el mismo sendero que se abre hacia un
horizonte nuevo de líneas
suaves, donde se unen los azules de nuestro mar y nuestro cielo, donde al crepúsculo postrero el Sol pinta de arreboles el limpio espacio
etéreo del color de nuestros sueños que veremos de la mano todas las tardes cuando el Sol se
esté poniendo, resistiéndose a marcharse envidiando nuestros besos.
Creada el 08.04.2010
José Teodoro Pérez, autor-propietario.-
Me encanta este post mi querido amigo!!!! Es como sentir el aire nuevo de unas esperanzas renovadas, ver que a pesar de que el tiempo no se detiene, de que la vida puede caminar a veces en diferentes sentidos, nunca, nunca jamás se pierden las ilusiones o las esperanzas para reiniciar algo que pareció perderse en el ayer. Me gustó ese cielo azul de color y brillo renovado, ese mar que resplandece bajo la luz del Sol. En serio, me gusta ese punto de alegría que en tus palabras se desprende y se siente en estos breves versos, como me encanta cuando la inspiración regala estos momentos.
ResponderEliminarFeliz fin de semana!!!
La verdad FG, es que esta pequeña declaración quise, en principio, que fuera una carta en la que el protagonista pedía una cita a la chica con la que un día pudo haber establecido una relación definitiva, pero la contrariedad se encargó de impedirlo, sin que el tiempo ni otras oportunidades le mermaran el valor de una hermosa ilusión que la casualidad parece que le auguraba la posibilidad de retomarla.
ResponderEliminarNo deja de tener un carácter epistolar quizá con una prosa con matiz poético.
Tu comentaro me ha parecido muy acertadoy original.
Gracias.
Con afecto:JT.